Tips for Choosing Your Veil

Siempre supe que quería llevar el velo de mi abuela en mi boda. Desde pequeña, había escuchado historias sobre ella, sobre su boda y sobre este hermoso velo de encaje que había sido testigo de tantos momentos especiales. Recuerdo haberlo visto colgado en el armario de mi abuela cuando era niña y sentir una profunda conexión con él.

El día que me lo probé por primera vez, fue como si una parte de mi pasado se uniera a mi futuro. Sentí una oleada de emociones: nostalgia por mi abuela, emoción por mi boda y una profunda gratitud por formar parte de una tradición familiar tan especial. El encaje suave rozaba mi piel como un abrazo cálido, y los pequeños detalles, como las perlas bordadas, me recordaban a todas las mujeres fuertes que habían llevado este velo antes que yo.

Al elegir mi vestido, sabía que tenía que ser algo que complementara el velo sin opacarlo. Cuando encontré el vestido perfecto, un diseño sencillo y elegante, supe que había tomado la decisión correcta. El velo, con su carga de historia y emociones, se convirtió en la pieza central de mi atuendo.

Durante la ceremonia, mientras caminaba hacia el altar con el velo ondeando suavemente al ritmo de la música, sentí una conexión profunda con mis antepasadas. Era como si todas las mujeres de mi familia estuvieran conmigo en ese momento, apoyándome y bendiciéndome.

Al llegar al altar, tomé una pequeña decisión. Con mucho cuidado había pedido a la costurera separar un trocito del encaje del velo, un pedacito de mi corazón y de mi historia familiar. Con ésta porción hice el moño del ramo, lo ofrecí a la Virgen María como una muestra de agradecimiento y como una petición de bendiciones para mi nuevo matrimonio mientras ConcertoNovo.mx tocaba el hermoso Ave María de Schubert.

Después de la boda, decidí enmarcar una pequeña sección del velo junto a una fotografía nuestra. De esta manera, podría conservar este tesoro familiar y compartir su historia con mis futuros hijos y nietos.

El velo fue mucho más que un simple accesorio. Fue un símbolo de amor, tradición y conexión familiar. Me ayudó a sentirme segura, amada y protegida en uno de los días más importantes de mi vida. Y aunque el velo ya no lo llevo puesto a diario, siempre llevará un lugar especial en mi corazón. El pequeño trocito que ofrecí a la Virgen será un recordatorio eterno de ese día tan especial y de la importancia de la fe en mi vida.
Alicia Lascurain

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